No hubo ni hay motivos graves,
tampoco sospechas infundadas por la prolongada y para algunos, extraña ausencia,
pero sí hay un motivo para el regreso, como se los contaré más adelante. Por
asuntos profesionales, en atención a unas asesorías jurídicas que me obligaron
ausentarme de la ciudad he dejado de escribir y publicar la columna por algunos
meses. Muchas gracias a los incontables amigos y lectores por manifestarse y preocuparse
ante la falta de estas líneas que regularmente esbozo para dar a conocer,
informar, analizar y criticar sobre el acontecer político nacional, regional y
local.
DENUNCIA
TEMERARIA
Pues bien, mi silencio tampoco
fue por temor, por el contrario, amigos, he querido volver para contarles que me
ha motivado publicar de nuevo sin tapujos y sin echar para atrás mis escritos.
Hace poco fui citado a una diligencia de conciliación virtual, ojalá hubiera
sido presencial, debido a una denuncia, o mejor, querella, presentada por
alguien que ocupó una silla en la Asamblea de Caldas durante el pasado cuatrienio.
El querellante, que busca protagonismo, hace parte de una organización, cuyos
miembros no quieren que los toquen ni informen sobre sus actuaciones. La misma
organización que regenta un líder que se victimiza ante las denuncias y que en
vez de defenderse en los estrados judiciales lanza ofensas y mentiras contra los
denunciantes y la justicia, y que cree estar por encima de la ley.
NO
TENGO PORQUE CONCILIAR
Como he dicho la verdad, tampoco
invento, me fundamento en hechos y pruebas, tengo conocimientos, sé lo que
escribo y la forma como lo hago. No cambio ni cambiaré, no le juego a otra cosa
que al lenguaje claro, bien hilvanado que hace pensar al lector. Algo así como
lo define la Real Academia Española en su definición de hilvanar: “unir con
hilvanes lo que se ha de coser después”. No he cometido nada ilícito, solo digo
la verdad, y como no miento ni he injuriado ni calumniado, no tengo porque
conciliar y nada que conciliar. Así suene pretencioso. Reitero que nada ni nadie
me hará cambiar.
“EL
ESTILO ES EL HOMBRE”
Como voy directo al grano sin
ambages, sin miedos ni vaguedades, escribo soportado en realidades. A muchos
les gusta, a otros no tanto, respeto las posiciones y las críticas. Soy
librepensador y no me dejo amilanar. Ese es mi estilo, tal cual. “El estilo es el
hombre”, escribió Georges-Louis Leclerc, Conde de Buffon, en su discurso inaugural
por su elección como uno de los "cuarenta inmortales" de la Academie
Française. Efectivamente así es. No pretendo inmortalizarme, ni más faltaba. El
estilo es lo que nos hace ser lo que somos, es el resultado del ejercicio
reiterado de la libertad personal ante las innumerables circunstancias
independientes de nuestra voluntad en las que hemos tenido que ir definiendo lo
que queremos ser.
“HONORABLES”
!QUÉ TAL!
Desde hace tres años, si no es
más, he venido insistiendo en la tan mentada palabra “honorable” que todavía
utilizan en los medios de comunicación para referirse a ciertos “servidores”
públicos. Lo más triste es que hay periodistas, muy al estilo provinciano, que
usan en sus informes y boletines esta palabreja. Seguiré en esta solitaria campaña,
así me vuelva cansón, pues en numerosas ocasiones me he referido a este asunto.
Ese adjetivo se debe erradicar de la política, que no se merecen muchos, y que
se ha convertido en un calificativo innecesario que indigna al ciudadano. Palabra
“honorable” que le anteceden al referirse a los Magistrados, Congresistas,
Diputados y Concejales. El tal “honorable” lo he visto escrito en los boletines
de prensa de la Asamblea y del Concejo de Manizales. !Qué tal!
¿LA
MERECEN?
¿Será que a quienes les
anteponen esa palabra, con tantos sinónimos, se la merecen?. Así los ofenda, no
creo que sean beneméritos, elogiables, loables, dignos, estimables, merecedores,
meritorios, acrisolados, puros, depurados, intachables, irreprochables, íntegros,
limpios, acendrados, aquilatados, venerables, egregios, respetables, etc. !Atención
periodistas!, dejen de ser tan parroquianos y alambicados al referirse en sus
informes con esos adjetivos inmerecidos a quienes bien sabemos que muchos de esos
“servidores públicos” están involucrados en escándalos por corrupción y que
están “por fuera de la ley”, como dice el tango cambalache.
NO
PUEDE SER
Por ahí andan muy equivocados
algunos, que en días pasados se atrevieron a proponer o “pusieron a sonar” el nombre de Luis Alfonso Hoyos Aristizábal
como precandidato presidencial, y otros, menos menos optimistas, insinuaron que
debía ser candidato al Congreso. Ni lo uno ni lo otro, puede ser. Hoyos
Aristizábal, como se recuerda, hace cerca de 19 años perdió su investidura de
senador por violar el régimen de inhabilidades e incompatibilidades, tras ser
investigado y condenado políticamente por el Consejo de Estado. Lo anterior
quiere decir, que sufrió “muerte política”, y no puede ocupar cargos de
elección popular, según la Constitución. Luís Alfonso Hoyos Aristizábal ha
fungido de asesor o guía espiritual del Centro Democrático.
Aforismos
políticos en pildoritas de Politicón
****“Gracias a la libertad de
expresión hoy ya es posible decir que un gobernante es un inútil sin que nos
pase nada. Al gobernante tampoco”: Jaume Perich, escritor y humorista español.
*****“Si algo significa la
libertad es el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír”: Eric Arthur
Blair, más conocido por el pseudónimo de George Orwell, escritor y periodista
británico.
*****“Si el honor fuera
rentable, todos serían honorables”: Thomas More o Tomás Moro, político, teólogo
y humanista inglés, autor de La Utopía.
*****“No son los títulos los
que honran a los hombres, sino los hombres que honran los títulos”: Nicolás
Maquiavelo, diplomático, filósofo político y escritor italiano, considerado
padre de la ciencia política moderna. Autor de El Principe.
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